Un día más es un día menos

Un día más es un día menos

Un día menos para abrazar a mi familia. Un día menos para pasar el tiempo con los internos en nuestro banco. Un día menos para salir con mis amigas, para reírnos y hablar durante horas. Un día menos para recorrer las calles de Sepahua conversando con unos y otros en busca de noticias. Un día menos para comer comida de mi abuela y tomar un pintxo en lo viejo y un gin tonic en condiciones. Un día menos para compartir unas chelas bien heladas o un tazón de masato con todos los que me han abierto las puertas de sus casas aquí. Un día menos para achuchar a Amaia y para no perderme ni una de las fiestas de cumpleaños ni de las inauguraciones de piso de mis amigos. Un día menos para llenar de ticks la lista de ‘Cosas que hacer antes de irnos de Sepahua’.


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Vine con la intención de volver a casa en agosto o septiembre, pero Sepahua me sabía a poco y todavía no había llegado mi relevo en la radio. Ahora, Fabiola ya está aquí y un billete de avión el 15 de diciembre lleva mi nombre. Me falta poco más de un mes para dejar la selva y a veces me sorprendo pensando las cosas en una especie de cuenta atrás, calculando cuántas opciones más tendré para decir que sí antes de rechazar un plan. Y es que, como bien dice mi hermana Teresa, un día más es un día menos. Para lo bueno y para lo malo. Así que solo queda exprimir este tiempo al máximo, disfrutarlo y, si es posible, sacar un ratito para contarlo.

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4 comentarios en “Un día más es un día menos

  1. Aupa Leire!!!!!!
    Siempre son duras las despedidas, pero los encuentros…son lo mejor!!!!
    Y hasta que no tengamos el don de la ubicuidad, toca elegir y pagar el precio.
    Ya falta menos!!!!!

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